viernes, 19 de febrero de 2010

The Clash.



En la entrada pasada les hablé de la que probablemente es mi canción favorita (hasta ahora). Y no es que no haya otras tantas que me hagan mover el esqueleto y seguir el ritmo o tararear por días su letra. Quizá, debí haber especificado que es mi canción favorita de The Clash.

Para los que conozcan a la banda de la que les hablo es probable que pongan un gesto de: “¿tú?, ¿a ti te late eso?”. Si, ya me lo esperaba. Es la reacción que ponen todos (los que saben de qué les hablo). Sé que no soy lo que se llama un skato hecho y derecho. Se también que estoy todavía más lejos de verme como un punk. Por eso me gusta la música de The Clash, por que fueron eso y a la vez otra cosa nueva y diferente.

El cómo es que llegué a su música ya ni yo lo recuerdo. Supongo que por influencia de mis primos, - como muchos otros gustos y vicios. Lo que sí es seguro es que cuando me senté a escuchar y analizar su música más detenidamente fue por iniciativa personal. Solo así se explica que me considere fan de una banda que se desintegró un año antes de que yo naciera.

Para los que de plano anden perdidos, quizá conozcan su música gracias a comerciales. Si, yo se, ¡¿música punk en comerciales?! Bueno, tengan en cuenta que se dio en los ochenta cuando todo era posible. Sobre su uso en publicidad tenemos como ejemplo el uso que hicieron de mi canción favorita (Should I Stay or should I go) en una campaña de pantalones de mezclilla, de esos que empiezan con L y terminan con evi`s. O acompañando, hace algunos años, a una marca de shampoo con los acordes de Rock the Casbah (lastimoso e imperdonable).

Pero su mayor influencia, gracias a alá, ha sido en la música. No hay ninguna buena banda de ska (o que se precie de serlo) – según mi punto de vista- que no versione o haga un cover de Revolution Rock. Para otros músicos, y creo que para el mundo, son un ejemplo de diversidad. Es el multilateralismo de la música. Juntos fueron un crisol donde jazz, rockabilly, dub, rock, punk, rock steady y reggae se fundieron e iniciaron/acompañaron a un movimiento cultural y político, gracias al cual toda una generación no terminó por caer en una apatía y una apolitización enfermiza. Quizás hoy más que nunca nos hagan falta bandas con este carácter.


P.D: para que se acerquen a su mensaje y a su ritmo, les recomiendo escuchar el disco de London Calling. Por si acaso necesitan recomendación de alguna fuente anglosajona confiable, está considerado por la revista Rolling Stone como el octavo mejor en la lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos.

1 comentario:

  1. THE CLASH RULES¡¡

    Y que me dices de Joe Strummer and the mezcaleros, sssss otro gran nombre para una banda, por cierto.

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