domingo, 28 de febrero de 2010

En mi mano tengo un ramo de aceitunas.



Imagina lo siguiente. Eres un(a) joven palestino (a). Tienes alrededor de 12 años. Toda tu vida has vivido en Cisjordania. No conoces otra cosa aparte de la realidad de puntos de revisión, asentamientos, refugiados, tiroteos y la presencia, amenazante aunque no comprendes bien la razón, del ejecito israelí.

Las mayores que te rodean te piden no hacer muchas preguntas. Aún así, escuchas historias. Es casi imposible no conocer a alguien con alguna historia desagradable con los israelíes, afectado por las políticas de control o, incluso, con un familiar que se haya entregado como mártir de la causa. Como sea, el medio en el que vives te deja un mensaje: resiste.

La resistencia palestina es más que Hamas ó OLP. También es más que la vieja condena de las balas contra las piedras. Es mucho más amplia que Intifadas y atentados. La resistencia, se dice ahora, también se goza. En la lucha también se canta y se ríe. No es una idea nueva. Para hacer más llevadera la lucha social, los movimientos sociales se han ayudado de la música (corridos en México), porras (entre los sindicatos de todo el mundo) y, en algunos casos las artes, como la poesía.

Bajo esta idea escribe, canta y lleva su mensaje el músico palestino Marcil Yalif. Musicalizando poemas de poetas de la resistencia palestina, Yalif se presenta por todo el mundo- principalmente en el mundo árabe- concientizando, alegrando y motivando a la causa. Esto lo ha convertido en una superestrella en el mundo árabe. Pero no al estilo occidental de autógrafos, fotógrafos y venta de discos. Marcil Yalif es aclamado pro la esperanza que infunde, presentándose por igual en plazas públicas como en los más grandes teatros de la región.

El título de esta entrada-En mi mano tengo un ramo de aceitunas- es parte de una de sus canciones más representativas Con el pecho en alto. En ella el significado de seguir en la lucha es obvio, pero es además una advertencia. Entre los árabes se cree que en el paraíso uno podrá disfrutar manjares como jocoque, humus y aceitunas eternamente. Igual que en occidente el olivo representa la victoria. Por eso es un aviso de que el pueblo palestino está preparado; ya tiene las aceitunas y sólo espera el momento de disfrutarlas, y mientras tanto vive sin miedo.

Entre ellos suelen recordarse, que cuando peleas con alguien que quiere vivir, tú ganas; pero que cuando lo haces con alguien que está dispuesto a morir, tú pierdes.

La lección: resiste, siempre resiste.

martes, 23 de febrero de 2010

De Mexico Calling, The Guns of Juárez y otras cosas que se pudren.



Les juro que no es patológico. Al menos no conscientemente. Pero era inevitable, al pensar qué escribir en la última entrada, al revisar los discos de The Clash, detenerme en ese de London Calling.

Hoy, al revisarlo y escucharlo de nuevo, le veo otro significado. Tiene la característica de ser atemporal. Escalofriantemente atemporal y “aespacial”. Lo considero “aespacial” pues, si bien emana de los barrios obreros de Londres entre los años setenta y ochenta, es curioso lo bien que encaja en las realidades y vicisitudes del México de hoy. Un lugar a miles de kilómetros, con un océano y casi dos décadas de por medio. Al menos en apariencia. Desde la comodidad y seguridad de las apariencias.

Similitudes, hay. Para muestra dos rolas.

London Calling, según la versión de este blog Mexico Calling. El llamado de México ante la realidad que padece. No se trata de la amenaza nuclear ni de la era glaciar -como dice metafóricamente la canción original-, se trata de un peligro intestino, donde el individualismo, el abuso, la corrupción, la desigualdad, la apatía y la ignorancia son más destructivos que un error nuclear. Irónicamente, The Clash habla de que Londres se ahoga. México se ahoga –inunda- y vivimos en los márgenes del río. Quizá no sea el Támesis pero si el Río de los Remedios.

Este clamor de ayuda, lleva o debería llevar a una repuesta social. Guns of Brixton habla de los disturbios sociales, en protesta a los abusos y la opresión. Guns of Juárez, puede significar la violencia en esa ciudad o a los movimientos sociales que pueden surgir ahí o en cualquier ciudad del país; o a las voces que exigen salga el ejército. Por tanto, Guns of Tepito, Guns of Atenco, Guns of Oaxaca, Guns of Chiapas, Guns of Copilco o Guns of Taxqueña, son todos posibles y necesarios.

Este es un llamado de atención para México. Debemos rescatarnos de nuestro extravío en los supermercados, las marcas y la globalización. 2010 es un año determinante. Es un año de muerte o gloria (death or glory en términos clashianos).

Como Joe Strummer clama al final de este himno: After all this, won´t you give me a smile?


* Las imágenes que ven arriba, corresponden a las revueltas en Brixton en los 70 y cartéles de protesta contra la policía londinense.

viernes, 19 de febrero de 2010

The Clash.



En la entrada pasada les hablé de la que probablemente es mi canción favorita (hasta ahora). Y no es que no haya otras tantas que me hagan mover el esqueleto y seguir el ritmo o tararear por días su letra. Quizá, debí haber especificado que es mi canción favorita de The Clash.

Para los que conozcan a la banda de la que les hablo es probable que pongan un gesto de: “¿tú?, ¿a ti te late eso?”. Si, ya me lo esperaba. Es la reacción que ponen todos (los que saben de qué les hablo). Sé que no soy lo que se llama un skato hecho y derecho. Se también que estoy todavía más lejos de verme como un punk. Por eso me gusta la música de The Clash, por que fueron eso y a la vez otra cosa nueva y diferente.

El cómo es que llegué a su música ya ni yo lo recuerdo. Supongo que por influencia de mis primos, - como muchos otros gustos y vicios. Lo que sí es seguro es que cuando me senté a escuchar y analizar su música más detenidamente fue por iniciativa personal. Solo así se explica que me considere fan de una banda que se desintegró un año antes de que yo naciera.

Para los que de plano anden perdidos, quizá conozcan su música gracias a comerciales. Si, yo se, ¡¿música punk en comerciales?! Bueno, tengan en cuenta que se dio en los ochenta cuando todo era posible. Sobre su uso en publicidad tenemos como ejemplo el uso que hicieron de mi canción favorita (Should I Stay or should I go) en una campaña de pantalones de mezclilla, de esos que empiezan con L y terminan con evi`s. O acompañando, hace algunos años, a una marca de shampoo con los acordes de Rock the Casbah (lastimoso e imperdonable).

Pero su mayor influencia, gracias a alá, ha sido en la música. No hay ninguna buena banda de ska (o que se precie de serlo) – según mi punto de vista- que no versione o haga un cover de Revolution Rock. Para otros músicos, y creo que para el mundo, son un ejemplo de diversidad. Es el multilateralismo de la música. Juntos fueron un crisol donde jazz, rockabilly, dub, rock, punk, rock steady y reggae se fundieron e iniciaron/acompañaron a un movimiento cultural y político, gracias al cual toda una generación no terminó por caer en una apatía y una apolitización enfermiza. Quizás hoy más que nunca nos hagan falta bandas con este carácter.


P.D: para que se acerquen a su mensaje y a su ritmo, les recomiendo escuchar el disco de London Calling. Por si acaso necesitan recomendación de alguna fuente anglosajona confiable, está considerado por la revista Rolling Stone como el octavo mejor en la lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos.

martes, 16 de febrero de 2010

Las seis canciones IV.

Sería muy pretencioso asumir que tal vez se quedaron con la duda de cuál es la canción número uno dentro del conteo que inicié hacia el final del semestre pasado.

Por el motivo que sea, aquí estoy de vuelta para cerrar un ciclo. El primer paso hacia una vida en la que no dejaré nunca más algo inconcluso.

1. Should I stay or should I go now. The Clash.
Un dilema filosófico, toda una encrucijada, enunciados en ocho palabras. Dicho título solo podía venir de una banda con un nombre igual de concreto y definitivo: The Clash.

Y fueron justamento eso, un estruendo y un choque músico-cultural surgido en los 70, exactamente a la mitad del camino entre el ska y el punk.

El estilo y calidad de esta banda son únicos. Por si fuera poco, sus discos y canciones se cuentan entre los últimos con un discurso político, de reclamo y denuncia, real y comprometido. No es que después de ellos no haya habido quien alce la voz por esas causas, pero no a ese nivel masivo y auténtico. No por nada hay quienes opinan que el día en que The Clash firmó con una empresa discográfica multinacional, ese día, en ese preciso instante murió el punk.

Sobre la rola (y su música en general) recomiendo mejor que la escuchen, para que noten su interés por acercarse a otras culturas y causas sociales - como queda de manifiesto con los coros en español que se escuchan en esta canción y con discos como Sandinista.

jueves, 11 de febrero de 2010

Y va de nuez...

Como dirían los chinos, ¡otra vez aloz! No sé si lo digan así pero en fin. La verdad estaba confiado a no escribir nunca más en este tipo de páginas donde nuestro egocentrismo explota. Ese ego que viene de creer que a alguien le pueden interesar las tonterías que escribimos. Entre la obligación de escribir y la tentación de atraer la atención de ustedes (y quizá de alguno que otro incauto y metiche navegante de la red)aquí estamos todos de nuevo.

Empezar a escribir es fácil, siempre se puede comenzar por alguna idiotez que nos saque del apuro. El tiempo se encargará de traer inspiración e ideas interesantes que quizá entretengan a Jaime o a Emmanuel mientras "trabajan"; a Paola tal vez la distraigan de sus quejas o, en una de esas y con suerte, inspiren a Juan a no ser más un dictador en el salón de clases (sin resentimientos Juan).

Tal vez nos toque leer detalles de los viajes de Itzel, los apuros de Blanca por encontrar tema o las nuevas alergias de Anita. Ahora todo es incierto. Cualquier cosa puede pasar. Reconforta pensar que sólo ustedes, las adjuntas, son las que se van a tener que chutar todos esos debrayes, ortográfica y sintácticamente incorrectos.