Como dirían los chinos, ¡otra vez aloz! No sé si lo digan así pero en fin. La verdad estaba confiado a no escribir nunca más en este tipo de páginas donde nuestro egocentrismo explota. Ese ego que viene de creer que a alguien le pueden interesar las tonterías que escribimos. Entre la obligación de escribir y la tentación de atraer la atención de ustedes (y quizá de alguno que otro incauto y metiche navegante de la red)aquí estamos todos de nuevo.
Empezar a escribir es fácil, siempre se puede comenzar por alguna idiotez que nos saque del apuro. El tiempo se encargará de traer inspiración e ideas interesantes que quizá entretengan a Jaime o a Emmanuel mientras "trabajan"; a Paola tal vez la distraigan de sus quejas o, en una de esas y con suerte, inspiren a Juan a no ser más un dictador en el salón de clases (sin resentimientos Juan).
Tal vez nos toque leer detalles de los viajes de Itzel, los apuros de Blanca por encontrar tema o las nuevas alergias de Anita. Ahora todo es incierto. Cualquier cosa puede pasar. Reconforta pensar que sólo ustedes, las adjuntas, son las que se van a tener que chutar todos esos debrayes, ortográfica y sintácticamente incorrectos.
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