El día transcurría normalmente. Levantarse tarde, ir a comer, el odioso mandado para la semana, etc. Nada nuevo. Sin novedades. Exceptuando quizá por ese gran y placentero paréntesis en el día que significó encontrarte a aquella ex compañera de la secundaria. ¡Dios, está más guapa que nunca! Si es que eso es siquiera físicamente posible.
En fin el día parece ser sólo la cuenta regresiva para la hora del futból. El partido: América-Puebla. Suena horrible, pero bueno ¿quién o qué se cree uno para decirle que no a un juego dominical de pambol por malo que este pinte?
La sorpresa es que no pasan el juego en la T.V. Increíble que Televisa pase por alto algo así. Es ahí cuando empieza la añoranza por la televisión por cable. Pero la solución esta ahí: la piratería. Sí, esas buenas películas que, compradas o prestadas, resultan ahora una opción para evadir la tarea.
Entre todos los discos aparece uno, el cual ya no recuerdas haber comprado o quién te lo prestó. Es una pelicula de animación. No eres fan, pero la portada promete. Una coproducción Israel-Francia-Alemania. Ganadora del Globo de Oro 2009 a la mejor película extranjera. Se llama Vals con Bashir. El título suena preocupantemente relacionado con las clases de Medio Oriente. Quizás pueda tener un doble propósito: matar el tiempo y aprender algo.
Sin vender trama, –o contar finales cómo Jaime- la película, desde mi muy particular punto de vista, abre nuestros ojos y consciencias a los horrores del mundo y de los que no tenemos idea. A veces condenamos olvidando que la gente que se ve envuelta en esas atrocidades también son humanos. Ríen, mueren, lloran y se trauman, con la misma o más facilidad con que nosotros lo hacemos.
Qué imbécil se siente uno después de contrastar nuestros problemas con los de esa gente; el sentimiento de hastío que comúnmente nos inunda con nuestras depresiones, problemas y malos recuerdos que quisiéramos borrar, ahora nos repugna. No podemos sino sentir pena por nosotros mismos y el mundo en que vivimos. Lo más repugnante es que seguramente en unos días yo y tú que lées esto, terminemos por olvidarlo y asumirlo como una más de las „inconveniencias“ de la humanidad.
Afortunadamente para nosotros todos los que nos rodean están inmersos en la misma vorágine de hipocrecía y cinismo. No hay riesgo de que alguien conocido sí recuerde algo (o crea hacerlo en sueños) y venga a confrontarnos con eso que evadimos intencionalmente. La mente humana tiene muchas puertas secretas y tapetes donde esconder lo sucio y lo podrido de nuestras vidas. Maldita la sociedad que se escuda en eso para no encarar su responsabilidad, su omisión y su apatía.
Gracias Ari Folman (director) por un domingo diferente. Lo digo con la intención de no olvidar jamás.
domingo, 18 de octubre de 2009
Vals en domingo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario