Un grupo de amigos se reúne a contar historias con la única regla de que nadie se burlará o hará comentario alguno sobre las historias de los otros. Paralelamente vamos conociendo sus biografías, sus relaciones, su vida en Palms Springs, sus anécdotas y, lo más importante de todo, la forma en que ven el mundo.
No se trata de una serie gringa ni de la descripción de alguna fiesta de Moni o Paul -ya quisieran que fueran en Palms Springs-. Se trata de la trama central del libro Generación X. Tales for an accelerated culture de Douglas Coupland. En él aparecen tres amigos que provienen de diferentes lugares, pero se identifican entre sí por sus “valores”, modos de entender la vida y sus vidas sin ambición ni ilusión. Sus nombres son Dagmar Bellinghausen, un ex-empleado de oficina de Canadá; Claire Baxter, una mujer de Los Ángeles, proveniente de una familia enorme y escandalosa; y Andrew Palmer, un hombre de casi treinta años que estudia idiomas y está especializado en japonés.
Dicha generación X proyecta una apatía o constante depresión, una pérdida de valores tradicionales y una adaptación -casi dependencia- a los adelantos tecnológicos. ¿Les suena familiar? No quieran eludir el hecho de que se identifican con esas actitudes argumentando que eso sólo les pasa a los gringos enajenados. Desgraciadamente, no. Si actualmente hablamos de que los valores estadounidenses se exportan y que las transformaciones sociales tienden a generalizarse por todo el mundo, es lógico que estos antivalores de consumo y apatía también se extiendan. Al contrario, ese sentimiento de pertenecer a algo tan grande como un globo inmenso -idea petrificante y escalofriante a la vez- explica la pérdida de la individualidad, de la voluntad propia, del espíritu de revolución y cambio que antes caracterizó a la modernidad, ante la sensación de perderse en el anonimato de las masas y de la intracendencia de nuestra existencia. La prueba de que éste fenómeno no se limita a los Estados Unidos somos nosotros, y más allá de entrar en discusión de si somos o no de la generación X, habrá que admitir que muchas de las posturas y situaciones son comparables a las nuestras, no obstante que el libro haya sido escrito hace 17 años.
Échenle un ojo, de verdad que no tiene desperdicio.
oye no se vale escribir sobre el trabajo que entregaste en 5 semestre en teorias II ehhh. Mejor escribe sobre los aprietos en los que te ponen en la clase de Zarco jaja
ResponderEliminar