jueves, 20 de mayo de 2010

Pythonesque.

Los fines de semestre son nefastos. Todos andan de malas, desvelados e irritables. Por esa razón, en un acto desinteresado y noble –como los que desde siempre me han caracterizado-, he decidido llevar a sus vidas algo de humor.

Claro está que no me refiero al mío. Ya tienen de eso y de sobra. He decidido compartir con ustedes algunos de mis fuentes de inspiración (robo ideas) para el humor. Esta semana, calculando que son las últimas entradas, hablaremos de humoristas, comediantes y sketches.

Pocos comediantes han logrado influir en la cultura popular de una manera contundente. Cuando lo hacen, sus términos (gags) –unas veces inventados, otras sólo mal utilizados- se mezclan con el día a día de las personas. En México sabemos de eso gracias a Cantinflas y Chespirito.

Guardando las debidas proporciones, en Reino Unido, este fenómeno lo provocaron los Monty Python. Se trató de un grupo de humoristas, surgido en los 60 (algunos todavía en activo y con cierto grado de popularidad), que redefinió la idea del flemático y soso humor inglés.

Con programas de televisión, películas, libros, discos, música, etc. Estos seis individuos (Eric Idle, Michael Palin, John Cleese, Terry Gilliam, Terry Jones y Graham Chapman) exportaron la idiosincrasia británica con un humor surrealista, pero cabronamente inteligente y crítico.



No eran unos cuentachistes del montón, eran unos genios empeñados en parecer locos. Desde la comodidad de lo absurdo, estos honorables gentlemen entretuvieron a toda una generación –tarea que continúan gracias a Youtube-, logro que el Oxford English Dictionary reconoció incluyendo el término pythonesque como sinónimo de disparatado, extravagante e irracional. Un gozo completo.



Por eso, les propongo algo, amigos ociosos y con aspiraciones a cómicos de cantina: unámonos y hagamos nuestro Monty Python. Ya tengo apalabrado a Pol como guionista. Seguro que la rompemos. ¿Qué dicen?

Les dejo dos ejemplos. El primero es la prueba de que el humor no esta peleado con la cultura. El segundo es el final de la Película Life of Brian (1979), muestra de la calidad irreverente de este grupo.

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