Mi nombre es Ricardo, mi apellido Becerril y soy otro ordinario hombre futbolero. Seguro no se lo imaginaban o no lo pueden creer. Pero es verdad. Esta noche, así como para otros la noche previa al concierto de un ex beatle o experimentar con drogas para ver a la Pachamama es casi de otro mundo, para mí es mística.
Lo de ordinario y futbolero son dos calificativos discutibles. Son muy subjetivos –y auto imputados-pero ciertos, aunque uno más que otro. Ustedes sabrán cual (sin ofensas, que luego me zumban los oídos).
Quizá sean de esos que piensan que le futbol es puro pan y circo. Instrumento de Televisa para atarugarnos. Pero les funciona chido. A tal grado que le voy al América, y muy carbrón. Qué puedo decir, la mercadotecnia funciona.
Este mes les advierto algo: No estoy para nadie. Me prometo a mí mismo que viviré al tanto de cada juego de modo que, dentro de un mes, cuando el mundial acabe, sabré cada resultado de cada partido, el nombre de al menos tres jugadores de cada selección exótica (como Nueva Zelanda, Argelia o Eslovaquia) y cuanta estadística y dato inútil me pongan enfrente. Qué? así me late a mí.
Digan lo que quieran, total, con el volumen tan alto y el escándalo no los voy a ir.